Bien, muy bien, sin entrar en el detalle parece ser que las dos mejoras principales son:
- Reducción de tasas para nuevos autónomos que pasan de 250 € a 50 € (luego tendrán los requisitos de temporalidad y de edad, en fin). Y,
- El no hacer frente al pago del IVA hasta que no se cobre la factura.
Estas medidas, de por sí, no son malas, en la circunstancia actual de los seis millones de parados, van más encaminadas, en mi humilde opinión, a querer camuflar la estadística del desempleo -aunque también se puede decir que menos da una piedra-.
Tras la búsqueda infructuosa por activa y pasiva, miles de cursos de formación, hartos de navegar por los distintos portales de empleo, hartos de esperar una llamada que no se produce, hartos de ir, si ha habido suerte de recibir esa llamada, a entrevistas en las que se generan unas esperanzas que no llegan, hartos, en fin, de esperar que otros les contraten, muchos son los que ven que no les queda más remedio que ponerse por su cuenta, ven como último recurso de ocuparse, de hacer algo que les pueda proveer de esa necesidad económica, y se encaminan hacia el autoempleo, no les queda otra que ponerse de autónomos, de montar un pequeño negocio que les exprima sus últimos recursos económicos, de alquilar un despacho, montar una startup o cualquier otra idea que se les pueda ocurrir.
Pues bien, pienso que estas medidas pueden suponer un empuje para muchos casos, pero de ahí a que sea Jauja va un buen trecho. No se trata sólo de que se ocupen -iba a poner distraigan y pasen el rato-, sino de que trabajen y sepan trabajar, sepan cómo montar un negocio o ver el potencial que pueda tener el mismo y, por otro lado, también se trata de que ese trabajo les produzca dinero que les permita progresar.
Y, mientras tanto esto no dé lugar, lo único que se está alimentando es a una burbuja emprendedora de la que ya se está empezando a hablar. No todo el mundo vale para ponerse de autónomo o montar empresas. Así que, autónomos potenciales o reales, denle vueltas al asunto y asegúrense de dar un buen servicio, conseguir un buen producto y hacer que los clientes estén satisfechos, pero, sobre todo, de venderlo bien. Y, Estado, potencie la canalización del trabajo, de tal manera que se generen esos ingresos que mantengan viva esa fuerza laboral, porque, de lo contrario, lo que puede que parezca esta nueva ley es lo que no se quiere que parezca: sólo política y estadística.
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